Sana las heridas de rechazo de tu hijo con déficit de atención

Sana las heridas de rechazo de tu hijo con déficit de atención

Conoce cinco estrategias para sanar las heridas de rechazo de tu hijo con déficit de atención. Los niños que han sido diagnosticados con déficit de atención e hiperactividad crecen muy lastimados y con resentimientos, pues se enfrentan a muchos tipos de rechazo por parte de sus amigos, de la escuela y familia.

Constantemente viven reproches como: Quédate quieto, molestas mucho. No prestas atención. Siempre interrumpes. Todo se te olvida. Eres malgeniado. Eres tramposo. No esperas tu turno. Siempre quieres ganar. Eres problemático.

Muy pocos comprenden y se conectan con ellos de una forma armoniosa. Solo tú, como padre, puedes ayudarle a sanar todas esas heridas de rechazo que tu hijo ha acumulado y que afectan su autoestima.

Revísate

Revisa si tú, de niño, también te sentiste rechazado, viviste cosas similares que te hacían sentir mal y te reprochaban. Es hora de que te perdones y te aceptes tal y como eres, sanes todas estas memorias y te llenes de armonía. De esta forma, tu hijo sentirá tu equilibrio.

No lo juzgues

Deja los juicios insistentes sobre tu hijo; permítete verlo desde su parte positiva, léele su esencia; no lo agobies con insistentes reclamos y observa cuando tus palabras y actuaciones lastiman su emocionalidad.

No lo mires como un bicho raro

Deja de enfocarte en un diagnóstico y de relacionarte desde el miedo con tu hijo. Él es mucho más que eso. Aprende a mirar todo lo grandioso que tiene y háztelo saber. Por ejemplo: eres un niño muy sensible, eres amoroso, pintas muy bello, me encantan tus abrazos, todo en ti es armonía, que bien cantas, me gustan tu sentido del humor.

Háblale en lenguaje positivo

Siempre acude al uso de un lenguaje que sea positivo, armonioso y respetuoso. Recuerdo que lo contrario del rechazo es la aceptación. En este sentido, dale a conocer las cosas sin causarle dolor. Ejemplo: si se tropieza y rompe algo, no descargues furia en él diciéndole: “como siempre, no te fijas por donde vas”. Reemplaza esto por mensajes que le hagan consciencia sobre su conducta: “Mi amor, ten presente que en este sitio hay cosas que se pueden romper, por eso es un lugar donde no podemos correr”

Agradécele

Dile a tu hijo que le agradeces el aprendizaje que te muestra, pues tu hijo es tu maestro. Los hijos vienen al mundo a mostrarnos cosas en las que debemos trabajar. Por ejemplo, un niño hiperactivo viene a enseñarnos tolerancia y paciencia. Al verlo de este modo bajamos la ansiedad y la visión negativa de nuestros hijos.

Aprende a manejar a tu hijo con esta condición, a través de terapias amorosas, lúdicas, asertivas y sin acudir a medicamentos.

Martha Lucina Hernández,
creadora de Pedagogía Sana

CONTACTO: