Problemas de aprendizaje
Desde el comienzo de nuestra vida, el cerebro (órgano con el que aprendemos) empieza a cumplir esa tarea de manera inevitable, durante toda nuestra existencia.
En el proceso de aprendizaje intervienen dos factores: el genético y el contexto o ambiente. Este último se resume en la experiencia dada por la familia, los maestros, los amigos y, en general, por la sociedad, lo cual es fundamental en el desarrollo del niño.
Cuando estos dos factores logran una alianza constructiva y asertiva, se brindan las condiciones para desarrollar un proceso funcional, en el cual el niño se ajusta y puede desarrollar día tras día habilidades en cada una de las áreas de su desarrollo: cognitiva, lenguaje, motriz y socioefectiva.
Pero ¿qué ocurre cuando existe una disfuncionalidad en este proceso tan básico? ¿Qué sucede cuando se pasa del aprendizaje libre y espontáneo de la primera infancia al aprendizaje dirigido, es decir al aprendizaje escolar? ¿Qué hay de ese niño que inicia este proceso pedagógico y no puede responder funcionalmente a este contexto porque le cuesta, le genera angustia, lo deprime y lo llena de miedo?
Tal vez, en esos casos nos encontramos frente a un niño que puede tener un problema de aprendizaje.
Los problemas de aprendizaje son alteraciones que interrumpen el curso normal de este proceso y puede ser generado por factores de tipo biológicas o por factores ambientales que impactan en el desarrollo equilibrado del niño y que afectan, por un lado, los dispositivos básicos de aprendizaje, es decir, la motivación, la atención, la sensopercepción y la memoria y, por otro, las funciones cerebrales superiores, las cuales son responsables del desarrollo del lenguaje, el manejo visoespacial y motriz (movimiento) y el equilibrio socioafectivo.
Cuando un niño presenta un problema de aprendizaje, por lo general, se le asocian varios factores o agravantes. Para determinar si, efectivamente, se trata de un trastorno es clave observar que los indicadores perduran con el tiempo. Infortunadamente, nos encontramos con un sistema educativo que no está preparado para manejar este tipo de estudiantes. Por eso, son chicos que sufren mucho en los contextos escolares y familiares.
Es claro que en muchos casos, existe una gran dificultad para interpretar la situación por la que estos niños pasan; además, falta capacitación para conocer y aplicar estrategias para un manejo adecuado y para comprender que se trata de condiciones involuntarias.
Es muy importante que estos niños cuenten con un tratamiento asertivo porque los problemas de aprendizaje impactan en la socioafectividad y pueden generar baja autoestima, ansiedad, agresividad, desvinculación. Estas situaciones pueden llevar a una vida disfuncional.
Los problemas de aprendizaje más recurrentes en los niños escolares son la dislexia, la digrafía, la discalculia, la disortografía y el déficit de atención.
Martha Lucina Hernández,
creadora de Pedagogía Sana.
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